Cuando tuve que pensar qué banda sonora iba a poner para la práctica lo tuve claro en cero unidades de segundo. Desde que vi el live action de Alicia en el país de las maravillas (2010) de Tim Burton en el cine con diez años no he vuelto a escuchar nada ni medio parecido.
La adaptación cinematográfica del cuento clásico de Lewis Carroll cuenta con una banda sonora confeccionada por el compositor estadounidense Danny Elfman y para esta práctica he elegido la canción más famosa y representativa de toda la película: "Alice’s Theme".
Y si tengo que pensar una obra artística que se pueda relacionar con la banda sonora y la película, pienso que la que más se puede ajustar a ella es El jardín de las delicias del Bosco.
Tríptico del Jardín de las delicias (1490 - 1500). Óleo sobre tabla de madera de roble.
Entre ambas obras no se puede establecer una relación directa, pero sí que encontramos características comunes.
El jardín de las delicias presenta un paisaje imaginativo y surrealista que sugiere un paralelismo con el mundo extraño y caprichoso creado por Lewis Carroll en su obra, pues ambas obras parecen sacadas de sueños y pesadillas. Alicia se encuentra en un lugar donde las reglas de la lógica y la física no se aplican de la misma manera que en el mundo real. Del mismo modo, en el cuadro del Bosco, se nos presenta un paisaje lleno de elementos fantásticos y escenas peculiares que desafían la realidad, como criaturas extrañas y combinaciones inusuales de objetos y seres. En el caso de Alicia en el país de las maravillas estas tipología de criaturas y combinaciones extravagantes las vemos representadas en los personajes del Gato de Cheshire, el Sombrerero Loco, la Reina de Corazones o la Liebre de Marzo, pero también en las situaciones absurdas y los juegos de palabras que se plantean en la narración.
Además, ambas obras invitan a la reflexión sobre la naturaleza de la realidad y la percepción de esta a través de la psique humana. En Alicia en el país de las maravillas se cuestiona constantemente qué es real y qué es imaginario a través de la reflexión sobre la percepción y la locura. En El jardín de las delicias, se presenta un paisaje moral y simbólico que invita a la exploración de los deseos humanos, el pecado y la redención. Con lo cual, ambas obras desafían las convenciones y las expectativas del espectador sobre el pensamiento humano.
De igual manera podemos añadir el simbolismo que inunda ambas obras, en la de Carroll, los personajes y eventos a menudo tienen connotaciones simbólicas que van más allá de su apariencia superficial, y en la del Bosco, encontramos símbolos religiosos y alegóricos sobre la moralidad y la espiritualidad, por lo que ambos autores invitan a interpretaciones múltiples y a menudo ambiguas, lo cual hace de sus obras ricas en significado y abiertas a diferentes lecturas.
En resumen, Alicia en el país de las maravillas y El jardín de las delicias comparten elementos conexos, aunque pertenezcan a diferentes medios artísticos y periodos históricos. Ambas son expresiones de la imaginación humana y exploran temas universales como la realidad, la percepción y la naturaleza de la existencia con figuras y escenas grotescas.
El lunes os presenté esta propuesta en clase y creo que pudisteis comprender la relación que se puede establecer entre ambas obras de la misma manera que lo había imaginado yo, así que, satisfecha me quedo.
Me ha parecido increíble, amiga. Olé y olé. Nunca habría hecho esa relación y ahora me parece evidente.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Mateo. Me alegra mucho saber que ahora lo podéis relacionar.
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